14.5.17

El Mbeju De H



Hace poco más de dos meses mi vida se puso patas para arriba. Alguien a quien yo quería mucho se alejó y eso significó un sacudón fuerte. Pero, sin siquiera darme cuenta, todo comenzó a equilibrarse. No quiero ponerme filosófica, que yo de filosofía no sé nada. Si hasta me dormía en las clases del profesor bigotudo de la universidad. Igual, supongo que las cosas pasan por algo, y así como alguien se fue, “alguienes” vinieron.   Esos “alguienes” me adentraron en un mundo que yo veía lejano. Un submundo (no sé cómo decirlo) literario, artístico.

Estos “alguienes” son Ever, Caro y Humber, figuran en orden de aparición, como en los créditos de una película. Que no es una película nueva, sino más bien otro capítulo de una trilogía o la cantidad de logías que tenga la vida.
Ever y Humber son escritores, Caro odontóloga. Todos leemos. Caro y Humber viven cerca mío, Ever lejos. Caro y yo caminamos, Ever y Humber tienen pies. Humber y yo tomamos vino, Caro y Ever más cerveza. Todos comemos.

Ever me escribió  un día para invitarme al ciclo de lectura que organiza su amigo, “uno de mis mejores amigos” me dijo, que para mí era lo mismo que nada, porque yo ni siquiera lo conocía a Ever así que sus relaciones amistosas eran un agujero negro en la galaxia. Sin embargo, esa invitación no me resultó del todo indiferente y quedó ahí en tintero. Es que, aunque Humber vive cerca de mi casa, decidió adentrarse en un barrio, allá donde no pasan colectivos ni nada, y a mí, que no tengo auto, no me resulta fácil llegar. Acá aparece Caro. Que vive más cerca de mí que Humberto, y que, aunque nos conocemos desde hace mil años, nunca fuimos amigas. Parece que ella es parte del equilibrio universal que decidió regalarme un amor amistoso, el de ella y de su perra Fiona.
En una de nuestras primeras caminatas recordé el ciclo de lectura y le dije a Caro “vamos?” y Caro dijo “vamos!”. Ella es de esas personas que no rechaza las invitaciones a vivir, es inteligente y linda. Caro es linda.

Al final si fuimos, fuimos al ciclo de lectura, que ese día no era lectura si no de cine, Cinechupi. Fuimos Caro, Sil y yo. Recuerdo la pregunta de Caro “vos conocés a éste hombre en 3D?”, por Humber, preguntaba. Mi respuesta, “no”. “Bueno no importa”, dijo ella. Y nos fuimos, con una canasta con vino, pan casero, aceitunas, guacamole y queso. Yo tenía que saber qué onda Humber, que onda el Cinechupi y esa movida de los ciclos literarios. 

Llegamos al barrio recóndito y posteriormente a la casa. Y sale Humber con el delantal puesto y con Helena, la hija de Gonza, a upa.  Y nos saludamos como si nos conociéramos vaya a saber de cuando. Entramos a la casa de Humber y ahí estaban Gonza y su mujer y después llegaron dos mujeres más. Y todos comimos y tomamos y charlamos. Yo un poco de vergüenza tenía, pero a la segunda copa de vino se me pasó bastante y menos mal que era Cinechupi y no Lectochupi si no se me hubieran cruzado las palabras. 

Humber estaba con todo listo para cocinar. Cocinar una comida rara, que cuando me dijo que era parecido al chipa me emocioné, porque tengo corazón chipanero. Hay que ser de hierro para que no te guste el chipa. Ahí nos dijo que esa especie de chipa con forma de panqueque se llama mbeju. Yo le pregunté varias veces “como?” seguramente por el vino que ya había empezado a tomar. Y lo preparamos entre todos, bah ellos, yo, la verdad, no amasé ni preparé siquiera uno.  Yo sólo miraba. Miraba cómo una de las mujeres trajo conservas que ella hizo y ayudó a amasar el mbeju, cómo la mujer de Gonza preparaba ensalada, cómo Helena iba y venía porque hace poco que camina, cómo Gonza ponía música y cuando se acababa la música ponía Sil, cómo Humber nos hizo sentir como en nuestra casa sin mayor esfuerzo. Yo estaba ahí y miraba.
Comimos y tomamos y vimos Paterson, la genial película de Jim Jarmusch. Y después seguimos hablando un rato más.

Fue linda la noche. Siempre es lindo conocer gente, por lo menos a mí me gusta. Quién sabe lo que esa gente será en tu vida. A veces no mucho, otras, si mucho.  Pero menos mal que un día me escribió Ever y que nos acercamos con Caro y que nos animamos a conocer en 3D a Humber, porque esto, para mí, si ha sido bueno. 
Si tuviera que sellar con los sentidos este tiempo, sin dudas el aroma sería el tabaco y el sabor sería el del mbeju.

La receta que cocinamos esa noche es ésta, así como la recuerdo. No sé si es la receta de Humber o la de verdad verdad. Igual que importa, o acaso hay una receta de verdad verdad de las empanadas?

500 gr. de fécula de mandioca
300 gr. de queso sardo rallado grueso
1 chorrito  aceite
1 cucharadita a de semillas de anís
Sal y agua para unir

Se mezclan todos los ingredientes hasta formar un granulado tipo crumble.
Para cocinar cada mbeju se toma un poco de mezcla, yo agarré de a un puñado con las dos manos, como cuando agarrás arena en la playa, y la volcás sobre una sartén caliente apenas aceitada. Apretás la mezcla con una cuchara y tapás la sartén. Mientras destapás el vino sucede la magia, lo que parece que nunca se va a unir, se une. Cuando doró de un lado, lo das vuelta y que siga dorando. Sólo unos minutos de cada lado. Lo ponés en un plato y así caliente lo cortás y lo comés.  Lo comen todos, porque mejor hacer para compartir.


Mariana

8 comentarios

  1. Que lindo escribis!!! No solo bordar era la cosa, jaja

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    1. No sólo de bordado está hecho el hombre jaja ❤️

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  2. Te juro x dios que me senti en esa reunion!!!
    Amo esa clase de encuentros cosmicos que le hacen tan bien a uno!!
    Y me encanta el rumbo que esta tomando tu blog!!!!
    Besote

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    1. Juli, me encanta que te encante. Yo estoy muy feliz con este nuevo rumbo. Por un momento pensé en armar un blog nuevo, pero ya sabemos el laburo que es eso. Así que de a poco se acomodarán las sandías en el carro. Un abrazo!

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  3. Dice mi viejo "el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen" ...quién te dice, tal vez algún día esa persona vuelva...
    Gracias por compartirnos la receta y esos pedacitos de tu vida. Es la primera vez que escucho (porque yo no te leo, yo te escucho) la palabra mbeju. Habrá que probar...

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    1. El mbeju es una receta paraguaya, Humber es de por allá aunque vive hace mil por acá, Cerquita tuyo y mio, Nené. Probarla pero guarda que puede ser vicio. Un beso!

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  4. Me encanta cómo lo contás, y no sabés las ganas que me dieron de acompañarlos una noche de estas!

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